Pan Soda Irlandés
Si nunca te has atrevido a hacer pan porque pensabas que era difícil, o careces de tiempo para esperar levados y demás, ya no tienes excusa: esta deliciosa receta de pan Soda irlandés conseguirá que te vuelvas un adicto al horno. Este pan es perfecto para principiantes y amantes del pan casero que buscan una opción rápida y sin complicaciones. Sin necesidad de levadura ni largos tiempos de fermentación, este pan utiliza bicarbonato de sodio y un ácido natural (como el suero de leche o yogur) para lograr una miga suave y esponjosa en muy poco tiempo.
Su corteza dorada y ligeramente crujiente, combinada con el inconfundible sabor rústico que lo caracteriza, lo convierte en el acompañamiento ideal para sopas, guisos o simplemente para disfrutarlo con un poco de mantequilla. ¡Sigue esta receta y descubre lo fácil que es llenar tu hogar con el irresistible aroma del pan recién horneado!
El pan irlandés es una auténtica institución nacional, y se caracteriza por sustituir en sus ingredientes la levadura por bicarbonato sódico, además de por su textura, pegajosa antes de hornear.
Ingredientes para el pan soda Irlandés:
- 500 gramos de harina de fuerza
- 1 cucharadita de bicarbonato sódico
- 1 cucharadita de sal
- 420 ml de buttermilk (si no se tiene usar el equivalente de leche normal con el zumo de medio limón reposado 15 minutos)
- Algo más de harina para la superficie de trabajo y el acabado del pan.
Cómo hacerlo:
Paso 1:
br>Precalentar el horno a 200º. Mezclar la harina con la sal y el bicarbonato y añadirle la buttermilk o la mezcla de leche y zumo de limón. Obtener una masa pegajosa.
Paso 2:
br>Enharina la superficie donde vayas a trabajar. Extiende la masa y forma una hogaza haciendo una bola con ella y aplastándola con la palma de la mano. Haz una cruz encima y espolvorea con harina.
Paso 3:
br>Pasa la bola enharinada a la bandeja de horno forrada con papel de hornear y deja unos 30-35 minutos. Los tiempos son aproximados, ya que cada horno es un mundo. Comprueba los tiempos en el tuyo. Enfría en una rejilla y consúmelo preferentemente en el mismo día para apreciar todo su sabor.
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